sábado, 7 de diciembre de 2013

España, un país de telebasura

 Durante esta semana los espectadores esstamos asistiendo a la ceremonia de la confusión con la salida de la cárcel de Ricart y las supuestas ofertas que se le han realizado para asistir a un programa de televisión.Parece todo propio de un circo, tal y como España es actualmente
Incomprensible que desde dos de los grandes grupos privados de comunicación como Mediaset y el Grupo Atres Media, que se presentaba  cabe recordar como un grupo familiar ,que hace tiempo eliminó todos los programas propios de la telebasura; se haya intentado dar voz a un asesino.



Este revuelo mediático que se ha generado emitiendo sendos comunicados a través de las redes sociales, no viene de lejos.
Ya en 1992, justamente en el caso Alcasser, la periodista Nieves Herrero, dió comienzo a lo que conocemos hoy en día como telebasura.
En el vídeo se pueden observar imágenes muy duras de los familiares, donde  es lamentable, dar a conocer y mostrar el dolor que ya es bastante por la pérdida de un ser querido.


 A partir de ahí la televisión en nuestro país ha ido en picado con estos temas , empezando por la cadena privada Telecinco, que se presta a muchos de sus formatos televisivos dedicados a este tipo de contenidos
Uno de los casos más recientes se  produjo justamente en esta cadena no hace mucho tiempo;la entrevista que se le concedió a la madre del Cuco,uno de los imputados por el caso Marta del Castillo y que finalmente fue absuelto finalmente; pues bien esta señora al acudir al programa de Telecinco : La Noria, que provocó la retirada masiva de todas las empresas anunciaban en para ese espacio y con ello la extinción final del programa, o el caso de Mari Luz Cortés, en el Programa de Ana Rosa.


Muchos deberían preguntarse donde se encuentra aquí la ética del periodista, para interesarse por conocer un testimonio que nada  bueno puede aportar más bien todo lo contrario, y hasta que extremo pueden llegar los medios de “ venderse” de esa forma solo por conseguir audiencia, y no por transmitir valores a una sociedad que por desgracia, últimamente carece de ellos.

PAULA ANDRÉS CRESPO

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