Hasta mis oídos llega que la famosa tienda Mango cancela la
campaña de moda que iba a lanzarse a comienzos del próximo año. ¿La razón? Otro
paso en falso en el mundo de la moda, esta vez por parte de la multinacional
Mango al anunciar que su nueva línea llamada Violeta by Mango tendrá
tallas grandes de la 40 a la 52.
No es la primera vez que estas tiendas de referencia de moda
para chicas jóvenes, o los propios diseñadores como Karl Lagerfeld lanzan mensajes
discriminatorios a aquellas personas que usan tallas superiores a la 38. El
diseñador de Chanel es uno de los más influyentes en el mundo de la moda y la
imagen que da no se ajusta precisamente a la realidad. Al igual que Mango,
considerar la talla 40 grande es tener una visión totalmente distorsionada de
la realidad. Karl Lagerfeld ha sido protagonista de declaraciones como: “Nadie
quiere ver gordas en las pasarelas”. Su excentricidad se lleva al límite en su
libro “El mundo según Karl” donde recopila múltiples declaraciones como la
anterior, frases dichas por él, cada cual más polémica.
A raíz de mensajes discriminatorios protagonizados por
diseñadores influyentes o tiendas de referencia surgen colectivos como el de “Guapa,
gorda, sexy y lo acepto” para denunciar estos mensajes difamatorios y discriminadores
y para anunciar al mundo que la talla 40 o 42 no son grandes.
La polémica sobre las tallas grandes deja perplejo a
cualquiera, pues ¿quién decide estas tallas? ¿Por qué está tan mal vista la 40
y tan aceptada la 34? Son más las chicas que caben en una 40 que las que pueden
embutirse en un pantalón de la 34. En este caso, la historia de la escritora
marroquí Fátima Mernissi me fascina. Ella relata en su libro “El harén de la
talla 38 en occidente”, que vivió la desagradable experiencia de comprobar cómo
el estereotipo de belleza vigente en el mundo occidental puede llegar a herir a
una mujer psicológicamente y humillarla hasta discriminarla. Su experiencia
fue, que al llegar a una tienda de EEUU, la dependienta le atacó diciéndole que
era una mujer demasiado grande, a lo que la escritora contraatacó con una
buenísima contestación: “¿Grande comparada con qué?”
Imponen un ideal de belleza, siempre ha ocurrido. El canon de belleza típico de la Grecia clásica no ha desaparecido. Siempre existirá un
estereotipo que obligará a la mujer a caer en él para ajustarse a la visión que
tiene el mundo de mujer bella y perfecta. Este estándar irreal de belleza hace que una mujer se sienta horrible e inútil. No existe un solo tipo de mujer,
sino infinidades de tipos, todos bellos y únicos.
Ya en la China feudal las mujeres usaban zapatos que
impedían el desarrollo de sus pies, pues en esa sociedad la belleza hacía
referencia a pies pequeños. En la actualidad las mujeres se sienten presionadas
y son cada vez más juzgadas por los cánones estéticos que cada día son más
exigentes. La inseguridad y la baja autoestima junto a estas percepciones de
belleza hacen que personas normales y corrientes se sientan rechazadas y en el
peor de los casos, sufran trastornos como bulimia o anorexia. Por no decir,
todos aquellos que se someten a operaciones de cirugía estética (que no son necesarias)
para conseguir ser una Barbie, o un Actionman. Lo realmente bello es ver como el cuerpo cambia, como las arrugas de la vida dibujadas en la piel maduran junto con la mente. No se puede pretender vivir siempre en el cuerpo de una adolescente de 16 años.
En ocasiones no podemos cambiar el mundo y dejamos que el
mundo nos cambie a nosotros, aquí es donde se demuestra la personalidad, la
voluntad y la inteligencia del ser humano. Dejar de formar parte de esa marea
guiada por el viento para convertirse en la oveja negra que deja el rebaño y de
esta manera, comenzar a vivir su vida sin presiones ni imposiciones.
Y como diría una buena amiga mía... "LA TALLA 38 ME APRIETA EL CH***O"
Y antes de que te vayas...
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