¿Lo habéis notado, verdad? Os
habéis percatado, al igual que yo, de que aquí
ocurre algo extraño. Aquí, sí. En
este lugar, en este momento. Todos nos damos cuenta, todos sabemos cual es la
solución y muchos miran hacia otro lado. Algunos se preguntarán: ¿Dónde narices
está el otoño? Resulta obvio que llega con retraso y la sensación es como una
especie de jet lag… aunque este término hace referencia a la descompensación
horaria, en España, sobre todo en el Mediterráneo, sufrimos desde hace ya tiempo una descompensación de las estaciones climáticas.
Para muchos esta temperatura tan
veraniega del mes de octubre es como un regalo, pero para otros es un terrible
problema debido a que se está produciendo un importante desequilibrio en el
ciclo natural de las plantas y en gran parte la culpa es por la falta de
lluvias (y también de las temperaturas, por supuesto) que desgraciadamente pueden ocasionar sequías. Esto no sería un problema si nuestra querida amiga la "Gota Fría" asomase la cabeza como es normal en los meses de septiembre y octubre.
A lo largo de las últimas semanas muchas personas se preguntaban cómo era
posible que a finales del mes de octubre se alcanzasen unas temperaturas tan
altas (30º, incluso más). El frío es innegable a primera hora de la mañana o
por la noche, pero cuando el sol está en hora punta los tirantes siguen siendo los protagonistas. Qué cosas tiene nuestro clima ¿eh? Un
clima cada vez más parecido al del continente africano y no por el hecho de que
los mosquitos en este mes sigan acribillándonos con sus picaduras, eso es lo de menos.
El temido calentamiento global ha
alcanzado un punto de no retorno, lo que quiere decir que los daños causados
hasta el momento no desaparecerán en mil años. ¡¡Mil años!! Eso significa que nuestras generaciones futuras, y nosotros mismos, tendremos que convivir en
un planeta dañado debido, en gran mayoría, a la
inconsciencia de la acción humana. Las proyecciones futuras del cambio
climático apuntan hacia una escasez de agua, lo que conllevará a un
incremento de la sequía en la región mediterránea.
España sufre los efectos más que
ningún otro país al encontrarse en una zona de transición climática debido
a que los dos ejes que convergen: el Atlántico-Mediterráneo y
el de África-Europa se han alterado de manera que las masas de aire que
proceden de África y que antes se dirigían al Atlántico, ahora se desplazan
directamente al Mediterráneo, que es uno de los mares, junto con el Ártico, más
afectado por el calentamiento global.
Las consecuencias no son nada agradables pues
se estima que para finales del siglo XXI nuestro clima sea aún más seco, con
menos lluvias y con un aumento de las temperaturas entre cinco y ocho grados.
La alerta se disparó hace mucho tiempo, pero quizá sea cierto eso de que el ser
humano aprende a base de golpes. Le hemos declarado la guerra al
calentamiento global y éste nos responderá con devastadoras consecuencias, que
a priori son únicamente habladurías.
Cuando el nivel del mar suba y nuestra seguridad alimentaria, nuestros recursos naturales y nuestra salud humana se vean afectados nos daremos cuenta de que no debemos esperar a darnos ese “golpe” que nos permita recapacitar y actuar porque entonces, quizá, sea demasiado tarde.La creencia más esperanzadora por ahora y que por lo visto, comienza a cumplirse, es la bajada de temperaturas y la llegada tan esperada del otoño, que quizá venga acompañado por la famosa "Gota Fría". Igual deberíamos empezar a preparar el paraguas y las botas de agua porque con un poco de suerte se avecina tormenta...
Cuando el nivel del mar suba y nuestra seguridad alimentaria, nuestros recursos naturales y nuestra salud humana se vean afectados nos daremos cuenta de que no debemos esperar a darnos ese “golpe” que nos permita recapacitar y actuar porque entonces, quizá, sea demasiado tarde.La creencia más esperanzadora por ahora y que por lo visto, comienza a cumplirse, es la bajada de temperaturas y la llegada tan esperada del otoño, que quizá venga acompañado por la famosa "Gota Fría". Igual deberíamos empezar a preparar el paraguas y las botas de agua porque con un poco de suerte se avecina tormenta...